PALABRAS...
Dónde las palomas cantan
y las olas hablan
siempre habrá un romancero
que viva de sus palabras.
Pues no es más el que más tiene,
sino el que menos necesita
y si de palabras he de vivir que sean
justas y no falsas.
Pues todo ello conlleva a ser rey de uno mismo
y esclavo de sus palabras.
Que todo el mundo viva de sus palabras
y no de batallas y esto nos llevará
a ser duños de nuestras almas.